El Gran Juego
Llegaba a su final el ajetreado mes de enero ,y hacía un año que Robles había dado por finalizado el caso de El
crimen perfecto; en ese momento uno de los agentes entró
en el despacho:
-Jefe, un hombre con…..
-¿Con aspecto gubernamental?-dijo
-Si-En ese instante, el agente observó el titular del periódico “Niña
desaparecida” -
- Hágale pasar-dijo Robles
Al momento, entró en el despacho un hombre alto y delgado, con pelo entrecano y voz
profunda:
-Señor Robles soy...
- El Coronel Martínez - dijo Robles
- Si,y tengo que exponerle un caso de mayor gravedad, además no deseo que intervenga la Policía ,porque mis superiores podrían interpretarlo como un grave descuido por mi parte, ya que tengo bajo mi custodia asuntos de suma importancia para el Gobierno. Mi única esperanza se apoya en usted.
- El Coronel Martínez - dijo Robles
- Si,y tengo que exponerle un caso de mayor gravedad, además no deseo que intervenga la Policía ,porque mis superiores podrían interpretarlo como un grave descuido por mi parte, ya que tengo bajo mi custodia asuntos de suma importancia para el Gobierno. Mi única esperanza se apoya en usted.
-Creo saber de qué trata
su asunto. Además, en los anuncios clasificados del Tribuna viene
hoy uno muy interesante-dijo Robles tendiéndole el periódico.
Martínez palideció
mortalmente al leerlo y luego miró suplicante a Robles
diciéndole:
-Es usted mi única salvación.
- Señor Martínez, desde primera hora de la mañana tengo a un grupo de confidentes al mando del jefe de mis irregulares, rastreando todo
Ciudad Real. Dentro de muy poco tendremos noticias. Transcurrieron dos minutos
de angustiosa espera , cuando a través de la puerta se escuchó la voz de una
niña que llamaba desconsoladamente a su padre. El coronel Martínez se puso en
pie muy nervioso y Robles lo detuvo con un gesto de la mano. Transcurrieron tres
segundos y de improviso apareció en la sala una niña, muy bien peinada y
arreglada, que cogía con cariño la mano de la agente Hernández. La niña se
arrojó en brazos de su padre reprimiendo las lágrimas.
-Mónica, te presento al señor Robles, que te
acaba de sacar de un mal sueño, agradéceselo. La niña, muy obediente, lo besó y
al final se quedó en los brazos de Robles jugando con la cadena de su identificador,
parecía ser una chica lista al elegir.
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