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Un reencuentro literario

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 El bullicio elegante del Café Gijón me envolvía como un abrazo familiar en este especial Día del Libro. El tintineo de las tazas y el murmullo de las conversaciones componían una melodía conocida: la banda sonora de tantos encuentros en este templo de la cultura madrileña. Allí estaba, saboreando un café con leche y la agradable anticipación de la jornada de firmas en la Feria del Libro. Era mi segunda vez, una experiencia que ya no me provocaba el mismo vértigo que la primera, pero que conservaba intacta su emoción. A mi lado, Sueños de un joven escritor reposaba como un compañero silencioso en esta mañana significativa. Sin embargo, mi mente revoloteaba aún más intensamente en torno a la inminente llegada de mi novela negra, El enigma de la ciudad imperial. ¡Solo dos días! La idea me llenaba de una mezcla vibrante de nerviosismo y entusiasmo. De repente, una figura alta y de mirada aguda se detuvo cerca de mi mesa, acompañada por dos personas que me resultaban muy familiares. Er...

El sello del olvido

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Las calles de Madrid escondían más de lo que los ojos podían ver.   Diana, una escritora de novela negra y amante de la historia, recibió la carta aquella fría mañana en su pequeño piso de Malasaña. Había planeado un día tranquilo recorriendo rincones literarios de Madrid, pero aquellas líneas escritas con caligrafía antigua despertaron su curiosidad.   "Si deseas conocer la historia jamás contada de la Inquisición, sigue las palabras de Cervantes y encuentra el sello del Siglo de Oro. Nos vemos al anochecer en la Mazmorra Secreta."   Se detuvo un momento. ¿Quién le enviaba aquello? ¿Era un juego? ¿O realmente alguien quería revelarle un secreto olvidado de la ciudad?   Diana decidió seguir su ruta como estaba planeado, pero con la carta bien guardada en su bolso y la mente inquieta por el misterio.   Su primera parada fue el Espacio Cultural Serrería Belga , un lugar donde la historia y la literatura se entrelazaban. Mientras recorría la e...

El Último Escrito

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Un hombre yacía muerto en el asfalto de una Gran Vía madrileña casi llena. En sus bolsillos hallaron una pluma y un cuaderno en el que solo había escrito: Esta ha sido mi vida. Cuando el forense examinó las páginas del cuaderno, supo que no se hallaba ante un cadáver cualquiera... El forense, intrigado por la simplicidad del mensaje y la aparente ausencia de más detalles en el cuaderno, decidió llevarse el pequeño libro a su despacho. Era una pieza común, de tapas negras gastadas, pero algo en la forma en que el hombre lo había guardado, con la pluma cuidadosamente colocada entre las páginas, le sugirió que contenía más de lo que mostraba a simple vista. Sin tiempo que perder, contactó con el grupo de Homicidios y su experto en criptografía. Sabía que lo que había encontrado era importante, pero aún no podía imaginar hasta qué punto. Los agentes revisaron el cuerpo en busca de alguna pista más, pero todo lo que encontraron fue un pequeño recorte de periódico que hablaba de un hombre de...