Muerte en la familia


La comisaría superior de Ciudad Real se encontraba de luto aquella mañana, pues recientemente había fallecido el comisario jefe, Enrique Peralta.

Aunque era un hombre mayor, su muerte sorprendió a muchos,. Pero el inspector Daniel Robles no se creyó el cuento de que había muerto durmiendo en su casa, tranquilamente.

―Yo no me creo esa versión ―Comentó Daniel a sus compañeros.

―Era un hombre mayor. Tiene a su familia, le debemos respeto a su memoria y su descanso Daniel ―le replicó Alicia, una de las compañeras.

Sin embargo, la oficial, Carmen Hernández escuchaba con cierto interés las teorías de su compañero Daniel. A ella, tampoco le parecía muy correcto el relato de la muerte del comisario Peralta. Ambos se dispusieron a hablar con la forense encargada, que no tuvo problema antes de que el cuerpo fuese enterrado, hacerle una autopsia.

Cuando esta fue realizada, se llevaron una gran sorpresa. Aunque el comisario Peralta era un ávido consumidor de manzanas, la sorpresa fue que en su estómago había restos de manzanas, pero envenenadas con cianuro.

― ¿Pero quién quiso matar a «Blancanieves»? ―preguntó Carmen, exaltada e irónica.

―Yo creo saberlo.-Expresó Robles. Recientemente, Alicia había tenido un hijo. Ella nunca dijo quién era el padre, ni tampoco fue un tema de importancia.

Algunos de los compañeros, habían afirmado que su hijo tenía un gran parecido al comisario Peralta, algo que habían tomado como una cortesía.

―¡Has sido tú quien le ha matado! ―le gritó Daniel a Alicia. Esta última, sacó su arma y sin mediar tintas le disparó, sin conseguir matarlo.

Al oír el disparo ,los compañeros corrieron hacia el lugar y dispararon contra Alicia quien después de ser detenida y llevada al hospital, confesó su crimen pasional.

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