Destino forjado
El día había llegado, el
primer rayo de sol había cruzado la línea del horizonte y había llegado hasta
mi posición en la cima del monte de Las Almas Errantes.Todo estaba
listo para que diera comienzo la gran batalla entre caballeros de la luz y las arpías
del inframundo. Al finalizar el día estas tierras tendrán nuevo dueño, el cual
lo habrá conseguido a base de derramamientos de sangre.
Los primeros sonidos de
tambores empezaban a retumbar en el vacío de aquel bosque. Las bengalas
surcaban los cielos indicando posiciones para una coordinación de ataque
maestra. El velo de la tranquilidad había caído, el cuerno de la guerra había
emitido su sonido. La ultima brisa pasó y el suelo empezó a temblar. Los
primeros escuadrones elfos tomaban posiciones, y las arpías se escondían entre las
copas de los árboles y enfocaban sus endiablados ojos. Las catapultas, espadas
y caballos estaban listos. Solo esperaban la señal que indicará la hora de
matar. Estallo una tormenta, los cielos estaban enfadados ante tal situación.
Sus miradas se cruzaron durante segundos, entonces el jefe elfo bajo el filo de
su espada y la batalla comenzó. No pasó mucho tiempo hasta que se empezaron a
oir los gritos de dolor y los inertes cuerpos cayendo al suelo. Se cortaban las
cuerdas de las catapultas y las piedras surcaban el cielo rompiendo las nubes.
Tanta sangre derramada sin razón sobre aquel terreno enfureció a los mas altos
dioses que decidieron desatar su ira y acabar con aquel conflicto. Envuelto en
una bola de fuego cayó una enorme piedra parando aquella batalla. Las miradas
enrojecidas por la furia miraron hacía los cielos. La tormenta enfureció aún
mas. Ni siquiera los mas fuertes quisieron continuar y dejaron caer sus sables.
Se retiraron y aquella llanura volvió a su antigua tranquilidad. Ahora yo me
retiro, no era la primera batalla que presenciaba. Desgraciadamente aquel
suceso se daba muy amenudo, pues esta era una tierra de conflictos. Ahora yo,
como profeta, tengo que viajar al pasado e intentar evitar que esto suceda,
evitar estas muertes. Pero es difícil cambiar un destino
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