El Ángel de la Mina


Almadén. 1840, mineros de la villa, se encuentran excavando bajo el castillo de Retamar, en busca del pozo de San Andrés. Han llegado a un punto donde la cueva se estrecha y parece haber un pequeño hueco bajo un pórtico que está casi cubierto, alguien debe aventurarse a entrar por el estrecho agujero a echar un vistazo y ver hacia dónde conduce esa misteriosa cavidad. Para estos menesteres fueron llevados unos cuantos niños casi jóvenes ya que estos podían pasar por los huecos más estrechos…
Un pequeño llamado Félix, fue elegido para tan arriesgada tarea.
-Vamos, Félix, no temas, quizás encuentres allá abajo alguna vasija llena de monedas o joyas. -Toma esta lamparilla, que nosotros te sujetamos con la soga.-dijo un minero
- Está bien. Asintió el pequeño. Así, venciendo su miedo y animado por el deseo de encontrar los tesoros de la cueva, echó mano de la lamparilla y se dispuso a bajar por tan oscura y lúgubre cavidad, no sin antes decir: -¡por lo que más quieran, no me dejen aquí abajo si algo sucediese!
Y así arrastrándose Félix se adentro en la oscuridad de tan angosto hueco, al poco de avanzar unos metros  dijo:
- El túnel está muy estrecho . Qué frio y húmedo; se oye agua correr, parece brillar algo al fondo...
- ¡Ándate con cuidado Félix!, - ¡Félix, Félix! ¿Qué pasa?, ¿Qué haces zagal? no acabó de decir esto cuando de improviso la cueva empezó a temblar; parecía que los muros excavados se desmoronaban.
Comenzaron a tirar de la soga la cual subía muy suelta y pronto comprobaron que esta se había partido.
-¡Hay que salir de esta maldita cueva o será nuestra sepultura!- Exclamaron mientras abandonaban la cueva presas del pánico a morir sepultados. Desde el hueco se oían voces eran las de Félix:
-Sáquenme de aquí ¡por lo que más quieran!  No me dejen , no me abandonen.
Una vez fuera algunos miembros de la excavación se plantearon volver a por Félix.
-¡Pobre zagal!, deberíamos bajar para intentar sacarlo.-dijo uno de los mineros
-¡Qué dicen! ¿Están ustedes en sus cabales?, volver para dentro de esa maldita cueva -¡ni harto de vino!-dijo otro minero.
-No podemos dejarle ahí, debe de haber otra forma de sacarle-dijo el primer minero
-Allá tú, si quieres bajar a por él, no merece la pena arriesgar nuestras vidas por ese zagal, a nosotros nos aguardan en casa.
ALMADÉN EN LA ACTUALIDAD
Todo comenzó aquél 5 de marzo, de 2016
Marcos, se dirige hacia el pozo de San Andrés sobre el cual ha leído bastante. Le llama mucho la atención el poder entrar en un sitio rodeado de tantas leyendas.
Una vez dentro, le impresiona cómo a esa profundidad se pueden encontrar arcos y muros tan grandes, el guía les comenta que datan de la época romana y su uso pudo ser como depósito de abastecimiento de mercurio, les hace un breve repaso de su historia y leyendas que de ella se cuentan. El guía les indica que se fijen en un pequeño hueco situado bajo uno de los pórticos ,
-Se encuentra cerrado ya que parece dar a una profunda y angosta galería ,a la cual  se intentó avanzar por ella, pero al ver que solo se trataba de una galería de aguas subterráneas desistieron. -Fue curioso- prosiguió el guía , -que dentro de la galería y a pocos metros de la entrada se encontrara un trozo de soga y una lamparilla de carburo que al parecer eran del año 1840 o así ,seguramente serian restos pertenecientes a alguna exploración de la época.
Marcos  que había realizado varias fotos con su cámara, decidió grabar un video con su móvil para su blog, cuando de improviso la cueva empezó a temblar;
-Por favor síganme hasta la salida de la cueva, le indicó el guía.
En ese momento, Marcos, que  estaba tan centrado en la grabación  , no escuchó el aviso del guía; Cuando los muros empezaron a desmoronarse, Marcos sintió como le empujaban. Al darse la vuelta para ver qué o quién le empujó, se dio cuenta de que se trataba de un niño.
-Sal de aquí antes de que te quedes atrapado-le dijo aquel niño. Marcos al oír al niño, salió corriendo hacia la salida, donde estaba el guía junto a los otros visitantes.




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