La dama silenciosa
Era
una fría tarde de enero, aquella tarde vagaba por las angostas
calles de la Ciudad Imperial, cuando sentí que una voz pronunciaba a
mi lado vagas y confusas palabras;
me
volví y cuál no sería mi asombro al encontrarme completamente solo
en aquella angosta calle.
Y
sin embargo, una extraña voz, de lamento, voz de mujer
sin duda había sonado a unos pasos de donde yo estaba.
Cansado
de buscar inútilmente la boca que a mi espalda había lanzado su
confusa queja, me dirigí a mi casa.
Al
quedarme solo en mi habitación y a la luz de la lamparilla del
escritorio, trace en mi cuaderno de dibujo una silueta de mujer.
A
la mañana siguiente, salí temprano de casa para vagar por la
ciudad. Aquella mañana, Toledo se llenó de turistas, ya que este
año se celebraba el Cuarto centenario de El Greco y gente de toda
España y de otros países se reunía en la ciudad para ver las
exposiciones del célebre pintor.
Ya
a la tarde volví a salir ;esta vez la ciudad imperial teñía los
tejados de manchas rojas, caía en el silencio la voz bronce de
las horas.
Recorría
nuevamente aquellas calles, cuando mi paso se volvía más lento y
una vaga melancolía ponía un gesto de duda en mi semblante.
Y
otra vez la misma voz del día anterior, esta vez armoniosa, volvió
a turbar el silencio y mi tranquilidad.
Era completamente de noche y aquella voz, por cualquier razón me llevó hasta la misma calle del pozo amargo. Allí , se encontraba un cobertizo donde se podía divisar dentro del mismo la figura de una joven de bellos rasgos , vestida con un traje largo, que me miraba con ojos brillantes y con voz dulce pronunciaba las mismas vagas y confusas palabras que escuché la noche anterior.
Al
volver a casa, en mi habitación de enjalbegadas paredes, y
tendido en el cómodo colchón, había creado en mi una novela de
fantasía, que desgraciadamente…. nunca podrá ser realidad.
Al
día siguiente, un anciano comerciante que tenía su comercio en la
bajada de la plaza en donde vi la figura de aquella joven, me dijo:
-Ves ese cobertizo de ahí? , Sobre él pesa una tragedia. Se dice que ahí se aparece el fantasma de la joven Leonor, una noble judía que estaba enamorada de Fernando, un joven y noble toledano, que la cortejaba desde hacía ya tiempo.
-¿Y qué pasó con ella?-pregunté intrigado
-Una noche, mientras esperaba desesperada a su amor prohibido, Leonor decidió salir de su casa en
busca de su amado.
En el camino, oyó un gemido ahogado que salía de un cobertizo a unos metros de su casa. A unos pasos de donde estaba vio como una sombra salía del interior de este, dejando el cuerpo de Fernando desangrándose.
Al llegar al interior junto a su amado, a Leonor se le escapó un grito de su pecho que hizo que muriese ahogada en sus propias lágrimas y que cayese sin vida al lado de Fernando.
Desde entonces se aparece vagando por el interior del cobertizo.
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