El Reino
Era demasiado tarde. Eso fue lo primero que pensó Merlín al momento de dirigir su mirada hacia las ventanas del búnker. Había alguien al otro lado, y no se trataba exactamente de algún aliado. —Están aquí —susurró el chico. Detrás de él se levantó un muro de cristal de color negro, que bien, reflejaba al muchacho, y al mismo tiempo, dejaba ver a la persona que estaba detrás. Una chica de cabello rubio, largo hasta la altura de los hombros, y apretando algo con su puño derecho al mismo tiempo que dirigía sus ojos hacia el otro lado del cristal. No sería sencillo salir de ahí. —Luna, no creo que...-dijo Merlín —Deja que entren, Merlín —dijo la chica. Aquél cristal negro permitía que ambos pudiesen comunicarse. Sin embargo, tanto Merlín como Luna sabían que nadie podría traspasarlo. La chica estaba segura. —¿Quieres aprovechar al protector de la Protectora? — Merlín esbozó una sonrisa a través de su cabello moreno y corto —. Bueno, de todos modos no tengo plane...