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Mostrando entradas de septiembre, 2016

La sombra

Ella andaba con la compra en la mano, no pensaba en nada. Simplemente andaba, balanceando la bolsa Al fondo la extensa ciudad, llena de luces que titilaban como estrellas en la noche, era casi el reflejo del cielo en un tranquilo estanque. De repente ,unos pasos lentos seguros de zapatos , se oían acercándose.  Sintió tanto miedo, que la compra se le cayó al suelo, rompiéndose con un sonido seco el cristal. Corrió, corrió tanto que su pecho parecía explotar; las zapatillas bailaban entre las piedras del camino, ni siquiera temía resbalar y caer, solo quería huir de la sombra que la  perseguía. Una imagen en blanco y negro; humo saliendo de un cañón y  la bala estrellándose contra su pecho,  inundaba de rojo su camisa. Sentía como todo se iba apagando; “las estrellas” de la ciudad al igual que ella ,caían derrotadas. La sombra con el revólver , aún humeante; se acercaba a pasos lentos y sonriente , mientras que sonidos de sirenas, sonaban en sus oídos esp...

El Cristal Azul

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Aquel fue el día más extraño en toda la historia en la ciudad de los Pescadores. La Ciudad de los Pescadores (que se llama Alicante), es una ciudad en las costa mediterránea; está compuesta por no más de 35 cabañas. Cabañas muy simples, de madera de palmeras y techo de bambú. Los Pescadores son gentes sencillas, que se conforman con poco: una buena pesca y una alegre reunión alrededor de la Fogata, por las noches, es todo lo que necesitan para ser felices. Los habitantes de Alicante son de alta estatura, delgados, de rostros alegres, ojos del color del mar, y cabello como el sol al amanecer. Lo extraño del día sucedió en la noche. Todas las noches, los Pescadores se reunían en La Fogata, que se prendía afuera, en el centro de la ciudad. Ahí cenaban, reían, cantaban, bailaban, y otras muchas amenidades de gozo y alegría, todas ellas precedidas por el Jefe de la ciudad. Esa noche no parecía diferente, cuando, de repente, llegaron personas a la ciudad. Eran unos 5 hombres armados ...

Renacimiento

Fue fácil matarlo. Aunque no tan sencillo fue esconder el cuerpo: una pierna por aquí, otra por allá, un brazo por otro lado….. Al final cuando la policía se hubo marchado, el doctor Frankenstein pudo terminar su tarea de olvidarse de aquella pesadilla. Esta vez había ganado.