La dama silenciosa

Era una fría tarde de enero, aquella tarde vagaba por las angostas calles de la Ciudad Imperial, cuando sentí que una voz pronunciaba a mi lado vagas y confusas palabras; me volví y cuál no sería mi asombro al encontrarme completamente solo en aquella angosta calle. Y sin embargo, una extraña voz, de lamento, voz de mujer sin duda había sonado a unos pasos de donde yo estaba. Cansado de buscar inútilmente la boca que a mi espalda había lanzado su confusa queja, me dirigí a mi casa. Al quedarme solo en mi habitación y a la luz de la lamparilla del escritorio, trace en mi cuaderno de dibujo una silueta de mujer. A la mañana siguiente, salí temprano de casa para vagar por la ciudad. Aquella mañana, Toledo se llenó de turistas, ya que este año se celebraba el Cuarto centenario de El Greco y gente de toda España y de otros países se reunía en la ciudad para ver las exposiciones del célebre pintor. Ya a la tarde volví a salir ;esta vez la ciudad imperial teñía l...