Tenía una pesadilla bastante peculiar donde corría a través de calles desiertas en medio de la ciudad, gritando afligida que alguien pudiera comunicarse con ella. Entonces, se detenía frente a la vitrina de una tienda de ropa, en donde su reflejo tenía el rostro completamente difuminado. Despertó aterrorizada con las manos que le sudaban y el corazón palpitando desorbitado en su pecho, miro a su alrededor para encontrarse en una habitación en completa penumbra. No obstante, el silencio que inundaba el lugar fue perturbado por el constante “tic-tac” del reloj que se encontraba colgado en la pared. Era más de media noche , podía leerlo en las manecillas del reloj. Suspirando, trato de levantar su brazo izquierdo para encender la luz de la lámpara a su costado pero no pudo. Su cuerpo estaba rígido, paralizado como si una fuerza externa y poderosa se encontrará sobre ella. Trato de mover sus brazos y piernas, forzando a su cerebro a reaccionar. Nada sucedió.